Sentimos miedo


Nuestras vidas han cambiado en muchos aspectos. En nuestra ciudad, además de la violencia, reina el miedo.

Un miedo que se extiende a todos los sectores de la población y que ha mellado todos los sectores de la economía.

Tenemos miedo de abandonar nuestros hogares. Tenemos miedo de salir al cine o a comer. Podríamos ser víctimas del fuego cruzado de sicarios o federales. Sentimos miedo cada vez que debemos ir a nuestro trabajo o a la escuela.

Cada vez que un reten militar o federal nos obliga a detenernos para realizar una revisión de rutina sentimos miedo, pavor. Miedo a sus abusos, a que nos culpen por crímenes que no hemos cometido y se ofrezcan a exonerarnos en ese mismo sitio a cambio de algunos pesos; miedo a que nos despojen de nuestras pertenencias, aun de aquellas de escaso valor. Los retenes de revisión solo amedrentan a miles de ciudadanos y escasas veces cumplen con su objetivo, un objetivo que nadie tiene muy claro.

Sentimos miedo cada vez que vemos una patrulla recorrer nuestras calles, pues sabemos que alegando una autoridad casi absoluta e indiscutible, los militares y federales pueden irrumpir, con lujo de violencia, en nuestras viviendas bajo cualquier pretexto y hacernos objeto de su rapacidad y pillaje. Sus rostros se ocultan tras mascaras facilitando la impunidad.

Sabemos que en cualquier momento podemos ser víctimas de secuestro, de extorsión, de asesinato; o servir de chivos expiatorios en un sistema de impartición de justicia capaz de fabricar culpable en un intento por congraciarse con la opinión pública.

En una de por si golpeada economía, nuestras fuentes de sustento pueden ser quemadas, o condenadas a la quiebra por carecer de medios que permitan pagar una “cuota” al crimen organizado. Nuestras antes pujantes avenidas ahora se encuentran desiertas, los negocios cerrados, quemados, abandonados.

Nuestras calles se encuentran bloqueadas con ingenuas barricadas construidas por los vecinos, en un intento desesperado por protegerse de la inseguridad. Sentimos miedo ante la indiferencia mostrada por nuestros gobernantes. Tememos a aquellos que están para protegernos.

Miles han abandonado la ciudad. Quienes permanecemos sentimos miedo.